ESCUELA PEÑA DE MAGIA Y HECHICERÍA

GAMBITO DE DAMA

Tras los incidentes con el hexaedro y mientras se descubre cómo liberar las almas capturadas por el artefacto, el padre Lucon lo ha guardado en los sótanos del templo de Gaerald dedicado a Manah, dios del sol. El clérigo es consciente de que es el secreto la llave más recia que protege el cubo así que está meditando el enviarlo en un cofre cerrado a la capital donde la seguridad podría ser mayor aun a riesgo de que más personas conozcan su paradero.

Las tardes de verano transcurren tranquilamente y, a punto de llegar la época de la cosecha, los niños juegan por las calles de la aldea, chapotean en el río, corren por los campos y gastan bromas a todo el mundo; nadie está libre de su desbordante energía, ni siquiera las máximas autoridades del pueblo.

Sin embargo, esa tarde fue distinta, surgiendo de la tierra, una criatura llena de garras y dientes apareció en la orilla del río donde los niños jugaban. Raneia, la hija de Dumia y Koria, aproximándose curiosa casi perdió un brazo en una dentellada. La chiquillería no lo dudó y a continuación salió. Milagrosamente, todos resultaron ilesos refugiándose tras una cerca, mientras la terrible criatura se entretenía con el perro de Salden que cometió el error de presentarle batalla.

Algunos de los niños, no confiando en el escondite del resto, habían salido hacia el pueblo y la casa del alguacil para advertir del peligro. Así pues, Damen Tonoro, Korion Vonasar, Menesera Laina y Orium Sinaharta fueron avisados de la funesta amenaza. Sorprendidos en sus quehaceres cotidianos, la lucha fue costosa y sólo merced a su dilatada experiencia resultaron victoriosos.

No obstante, la jornada no había acabado y cuando miraban los despojos del temible terrarón, Aliel Kaudani, a la carrera les advirtía de un ataque trasgo a los campos de cereales de la baronía. Sin pensarlo, fueron a evitar que el pillaje degenerara en un infierno de fuego y sangre. Dividiéndose conforme llegaban a los distintos puntos del asalto, lograron atajarlo aunque los incursores se llevaron por delante las vidas de algunos de los granjeros y quemaron algunas franjas de terreno. La actuación inmediata de los héroes de Gaerald y de la guardia del barón en la sofocación de los incendios evitó el mal mayor.

Esa noche, pese a todo, tuvieron una mala noticia. El padre Lucon reunió a Damen, Menesera, Orium, Aliel y Korion: alguien, durante los incidentes de la tarde, había burlado a todos los habitantes del templo y sin contratiempo alguno, había superado todas las barreras que le permitían el acceso al cofre que guardaba el hexaedro de Katsemin y se lo había llevado.


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