Sueños de Eternidad

XLI (41)

Una sombra
difusa se balancea en vapores salinos:
la sombra de un barco fantasma.
Jarcias rotas, velas desgarradas, maderos podridos.
Y se aleja
perdiéndose
entre jirones de niebla.
Y los fantasmas
nos abandonan
entre gasas grises de bruma;
como las ilusiones
de un pasado ya olvidado,
de un pasado que fue presente;
como los anhelos
de la adolescencia joven,
de la adolescencia loca;
los que a veces abandonan
con la enigmática sonrisa de un deseo.

Nauta

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