Este ejercicio y otros están en nuestro taller.
Hay lluvia en el parque y es día veintiocho. Refugiado en el paraguas espera la hora del crepúsculo. Las farolas se encienden. Con los pies mojados vuelve a casa y sus manos arrugadas los secan con una toalla roja.
Sombra azul recortada en el cielo nocturno. Viento en la calle desnuda hacia el portal desierto. Índigo que cubre de profundos matices escaleras, puertas y pasillo.
En la pequeña mesita, bajo la luz del astro insomne: un retrato en rojo.
El unicornio inclinó la cabeza y acarició la herida con el cuerno, que brillaba.
El cazador le clavó el puñal en la garganta.
Por uno de esos cuernos se dan las manos de las más bellas princesas.
Fina lluvia cae sobre las olas que barren la playa. En el vaivén el polvo de estrellas ha creado lazos singulares.
Cielo y agua se unen por un puente blanco.
La madre dichosa acuna en su regazo.
La joven nigromante flotaba en un océano rojo. Ya no volverían a desaparecer más niños.
El anciano sacerdote golpeó el taburete arrojándolo lejos.
El cuerpo del padre se balanceaba encima del cuerpo de la hija.
Din. Pequeño paso de un pie pequeño. Din, din. Dibujo de dos parejas de huellas diminutas. Dan. Vuelo en espiral. Dan, dan. El beso dulce bajo la luna feérica que evita a los mortales. Dun.
Ropas arrancadas, reducidas a cenicientos jirones. Manos temblorosas, ardientes. Labios fundiéndose uno sobre el otro.
Ella le había creído muerto en el incendio.
Él no la había visto entre los supervivientes.
Recostado, con los ojos viejos de tanto mirar, sueña despierto con el tiempo eterno. Su lengua anciana despierta los sonidos del amanecer del mundo cuando los espíritus cantaban. En la entrada, huesos quemados que codiciaban sus recuerdos y su oro.
Su amarga mirada lo contaba todo: sufría. Sufría tanto que hacía sufrir a quien la mirase. Se podían imaginar muchas causas, pero su amoratado párpado no dejaba lugar a dudas. Yo lo vi.
Alguien acuchilló su mirada esa tarde. Yo, tristemente, lo vi.
DESPERTAR
Suenan metálicas campanadas en una oscuridad insondable. Una mano terrible las enmudece con un solo golpe. Una vocal eterna queda atrapada en el pozo profundo de una garganta. Se abre una ventana, un parpadeo rápido saluda al nuevo día.
Si necesitas algo, puedes contactar con nosotros a través de nuestro correo electrónico.