Querido biblionautas:
Hace ya años- ¡cómo pasa el tiempo!- un pequeño barco, modesto en su "esqueleto" pero gigante en cuanto a ilusión, partió hacia un apasionante viaje.
Gente como Raquel, Joaquín, Félix, Fernando y otros grumetillos y polizones formaban parte de tripulación original de este barco antiguo pero no anticuado llamado Navegantes de la Pluma. El viaje ha sido largo y duro y hemos sufrido algún que otro abandono, aunque bien es cierto que, con nuevas incorporaciones dándonos su aliento, seguimos surcando los mares con más ilusión y con renovadas energías.
Durante este tiempo han pasado muchas cosas en este grupo y estamos orgullosos de las gestas que hemos logrado: recitales, exposiciones, veladas literarias… Unos han visto su sueño hecho realidad con sus poemas publicados en recopilaciones; otros se han atrevido a adentrarse en el siempre azaroso mundo editorial con la aparición de su primer libro, y hay quien ha utilizado Internet como vehículo de expresión para sus poemas.
Nuestra sede dejó de ser la Casa de Juventud del Casco Viejo, pero ahora es cosa del pasado. Ahora nos acogen con cariño en el Centro Cultural "Teodoro Sánchez Punter" donde seguimos agrandando nuestra pequeña y modesta leyenda.
Nos sentimos afortunados de poder continuar juntos en este viaje y nos vemos obligados a agradecerles a todos aquellos que han formado parte de esta bonita historia y que han aportado su granito de arena en el empeño de mantener esta nave a flote .
Por todo esto, os ofrecemos en este X Aniversario aquellos retazos de nuestras obras que han significado algo especial para nosotros en algún momento de nuestras vidas, tanto individual como colectivamente.
Esperamos que os gusten estas pequeñas historias, tanto como nosotros disfrutamos en su día en su creación.
Felicidades Navegantes.
El agua
discurre entre mis dedos
escapando
de una prisión incierta.
Mis manos no la paran
y ella se solaza
en la humedad y la frescura.
En mi palma juega
mientras la sostengo
y se ríe
de mis miedos.
El agua
me busca en su camino
gritando mi nombre,
mi verdadero nombre.
Y sobre mi piel
graba con cincel suave,
leves muescas indelebles,
heridas imperceptibles
que surcan las líneas
graves de mi rostro.
El agua acude
al mar por fin,
y su nombre se descubre
cuando sonríe el tiempo.
“Aquello que nunca dije”
Santiago Blas.Aquello que callé por miedo
y no supe decir a tiempo.
Todas esas palabras que callé
por falta de madurez.
Todas esas que hoy quiero gritar
para que todo el mundo sepa
que un día te quise con locura
y hoy te quiero con moderación.
Esas que nunca llegaron a ti
porque dices que para ti yo no soy nada.
Tú fuiste mi motivo para sonreír
y ahora lo eres de mi amargura.
Aquellas que ahora confieso a un diario
como si de mi confesor se tratara.
Aquellas que un día te hicieron infeliz
hoy podrían hacerte sonreír.
Llegas en un pensamiento.
Y al mirar atrás parece
que la imagen se congela
porque el tiempo se detiene.
"¿Eres nueva en la ciudad?
¿Estás sola? ¿Te apetece
compartir un gran pastel?
Qué nombre más lindo tienes..."
Tomo un lienzo imaginario
de colores impacientes
y dibujo en mi memoria
una luz que nos envuelve.
"Tengo una vieja guitarra
que me acompaña fielmente;
te cantaré una canción
si tu sonrisa me ofreces."
¿Hay un lugar para mí
en la música que sientes?
¿Me recuerdas en tu ayer?
¿Sonreirías si me vieses?
"Ojalá nunca te marches.
Si pudieras conocerme
quizá te enamorarías.
Y yo no quiero perderte."
Te fuiste como llegaste.
Coincidimos fugazmente
en un instante de vida.
Quizá nunca vuelva a verte.
"Veo el adiós en tus ojos.
La caricia de diciembre
entristece tu mirada;
te viste de escarcha y nieve."
¿Quién custodia tus anhelos?
¿Quién te cuida y te protege?
¿Quién te alivia del pesar
y te abraza mientras duermes?
No me pierdas; no me olvides
cuando el camino te aleje
pues morir en tus recuerdos
sería morir dos veces.
Qué extraño resulta todo.
Qué fugaz y diferente.
Como el peso de un latido
de un corazón que envejece.
A pesar de las heridas
prefiero ser inocente;
ser tan puro como un niño.
Confundir tal vez con siempre.
Dicen que hay muchos mundos:
tantos como tú desees.
Yo sé que en uno de ellos
estás conmigo y me quieres.
A Christian Glaría
Son mil palabras sencillas
hermosas rimas y versos
que mi alegría despiertan
dando luz a un firmamento.Tiernas siluetas impresas
en frágiles documentos,
el reflejo de mi vida
que dibujas sin saberlo.Dando calor a mis días,
refugiándome en silencio,
entre imágenes tan bellas
de un singular testamento.Pues tus romances son vida,
son el calor y consuelo
que protegen mis heridas
cuando el alma tibia siento.¿Cómo no darte mil gracias?
¿Cómo callar lo que siento?
Su amiga estaba llorando.
Su agudizada mente lo había presentido pocos segundos antes: las corrientes cerebrales que emanaban de ella, tan intensas y expresivas como desoladas y tristes, no dejaban lugar a dudas.
Mientras se acercaba lentamente, navegó suavemente por sus pensamientos sin casi tocarlos. Su intención no era adentrarse en su significado, sólo buscar la mejor manera de consolarla; confiaba en que fuera ella la que le explicara el motivo de su llanto.
Al llegar a su altura, posó levemente su mano sobre el encogido hombro de su amiga y proyectó sobre ella todo el calor mental que fue capaz de reunir. Una agradable sensación de tibieza la invadió y el desbordante torrente de lágrimas fue cesando paulatinamente. Pese a ello, su rostro no abandonó todavía el improvisado regazo que proporcionaban sus manos.
La recién llegada, consciente de que en estas circunstancias no era el momento de entablar una comunicación normal, decidió utilizar su voz:
-Darina, ¿qué te pasa?
Aunque había detectado a su amiga incluso antes de percibir sus lloros, no se extrañó de que ella no la hubiera reconocido todavía. Seguramente estaba obcecada en su pesar, tan concentrada en su dolor, que su cabeza ya no admitía nada más. Eso, y también...
-Darina, por favor... ¿me oyes? -estuvo a punto de decir "me captas", por la costumbre- Soy yo, Mireka.
Al fin la aludida pareció reaccionar. Se enjugó las saladas gotas que delataban su vulnerado ánimo y orientó su mirada hacia su amiga. Instantes después, la contempló. Mireka, al advertir que pretendía un contacto visual, rebajó el nivel de activación sensorial de su cerebro y traspasó parte de su potencial a los ojos. Le costó un tiempo: no era para ella una práctica habitual.
Se miraron fijamente unos momentos.
-Mireka -Darina rompió al fin su silencio, y lo hizo para liberar un peso que la oprimía-, ¿tú crees que soy bonita?
La interpelada no esperaba ni remotamente esta cuestión. Pese a ello, superó pronto su sorpresa e, intuyendo lo que su apenada amiga esperaba que hiciera, fue recorriendo con calma el esbelto cuerpo de Darina. Le costó más de lo que habría imaginado, pues hacía mucho que nadie le pedía algo así. Al terminar, respondió con plena sinceridad y sin vacilación:
-Eres preciosa.
Darina asintió silenciosamente, sin inmutarse.
-Sí, eso es lo que yo pienso. En ocasiones me miro en el espejo -nada más apuntar esto adivinó un gesto en Mireka y se apresuró a aclarar:-. Ya sé que nadie lo hace, pero... cuando me miro... diría que tengo una linda figura.
-La tienes -reconoció la otra.
Ella adoptó un tono de súplica.
-Entonces... ¿por qué razón todas conseguís chicos fácilmente y yo no? ¿Por qué todas salís con alguien y yo me quedo siempre sola? ¿Por qué?
La pregunta resultaba tan infantil y absurda como inmediata y evidente se antojaba la respuesta. Pero no era así para Darina, y Mireka lo sabía. Era su amiga y la comprendía; pero no había muchos más como ella. Y como la propia Darina había afirmado, hombres, todavía menos.
No era la primera vez que surgía este problema cuando estaban juntas, y las cosas no podían seguir así. Con anterioridad, Mireka había pospuesto reiteradamente el tomar una decisión; sin embargo no tenía sentido demorarla más. Rogando por que franqueza y sutileza fueran de la mano y guiaran su alocución, procedió a hablar.
-Mira, Darina. Voy a hablarte claro. Tú sabes en qué consiste la vida... Los hay con suerte y los que carecen de ella. El reparto es desigual, y suele pasar que uno recibe dones que no precisa y se ve en cambio privado de habilidades que hubiera deseado poseer o incluso que necesita realmente -había llegado al punto más delicado. Se armó de valor y prosiguió-. Darina, tienes un cuerpo maravilloso y eres bellísima, lo cual sería estupendo... si alguien se fijara en ello. ¿No te das cuenta de que eres de las pocas personas que utiliza la vista realmente para algo? -hizo una pausa, que juzgó dramática y prosiguió-. Conoces el mundo en que vivimos. Lo que vale es la mente; su fuerza, su poder, su versatilidad, su control sobre lo que nos rodea... eso es lo considerado bello, lo asumido maravilloso. Esa es la única verdad, y creo que lo sabes -Las siguientes palabras eran durísimas, casi crueles, pero debía culminar lo que había empezado-. Y también sabes que, aunque no sea justo, has nacido con una mente débil. Demasiado débil para resultar atractiva.
Aunque sentía deseos de ser tragada por la tierra, ya estaba dicho. Observando, aún sin demasiada pericia, cómo se desencajaba la cara de su amiga, temió un estallido brusco de rabia y dolor. Comenzaba ya a arrepentirse de su probablemente excesiva honestidad.
Sin embargo, en contraste con la más optimista de sus expectativas, la reacción de Darina fue tranquila. No apareció ni un solo vestigio de ira en su faz, sólo resignación. Poco después, hasta esa postura desapareció y su cara se relajó, atreviéndose incluso a asomar una austera sonrisa.
-Nadie me lo había expuesto tan nítidamente. Me temo que debe de ser cierto; eres mi mejor amiga y dudo que quisieras mentirme. Aun así, ni siquiera eso sería determinante de no ser porque yo misma creo haber llegado a la misma conclusión -Ahora su expresión se dulcificó por completo. Su mirada se desenfocó, no de la forma habitual para los demás, sino perdiéndose en el entorno suave, casi mágicamente-. Voy a contarte un pequeño secreto, Mireka. Todas y cada una de las noches sueño que me hallo en un exótico lugar, donde todos los hombres muestran admiración y me desean por mi belleza. Un mundo distinto a éste, en el que se mira con los ojos, y en el que optar a un cuerpo perfecto puede conducir a una persona a llevar a cabo grandes proezas o inconcebibles locuras. Un sitio así sería increíble, excitante, genial... ¿no te parece?
-Sí, es posible -contestó Mireka sin ninguna convicción.
-Lo insoportable es cuando llega el día. El amanecer fulmina mi sueño, y vuelvo a descubrir que no soy nada para nadie. Nadie me mira, nadie se fija en mí, nadie me encuentra interesante... -Darina perdió ligeramente el control y zarandeó sin violencia a su amiga-. ¿Y entonces qué hago? ¿Qué hago?
Mireka evitó como pudo su mirada y, tras un silencio glacial, respondió átonamente.
-No lo sé, Darina. Supongo que seguir soñando.
Gente vestida de gris hecha de plastilina
acude en masa a la llamada
del gurú supremo, que ordena
perderse en la maraña
de lo que se puede vender.El soldado de papel ha tomado la iniciativa
de tomar clases de humanidad relativa.
Ha cometido el mayor de los pecados:
pensar por sí mismo.Luces de velas en cualquier calle,
en memoria de los que cayeron
por defender la libertad,
por defender una libertad relativa.El tiempo ya se ha acabado
en esta sucia estación del olvido.
Ya nada tiene sentido, ya nada es igual.
El agua sabe hoy a hierro oxidado.Los pájaros no se atreven a salir
en este ciclo tormentoso que no acaba.
La ciudad es una montaña de soñadores
que se quedaron en el camino.
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